sábado, 18 de septiembre de 2010

NUNCA COMPRAR ROPA FUE TAN EXCITANTE

El ruido del despertar de la ciudad, al cual aun no se había acostumbrado, fue lo que despertó a Venus; en cuanto abrió los ojos, y recordó lo ocurrido la noche anterior, deseo que se abriera en la tierra un agujero lo suficientemente para esconderse. Pero como eso no iba a ocurrir, no le quedo más remedio que levantarse y enfrentarse a su “amigo” de la noche anterior; ver al plátano que aun estaba sobre la cama,  era más de lo que podía soportar en aquellos  momentos de remordimientos, por lo que lo cogió con cuidado con dos dedos y lo tiro a la basura.
Después de ducharse y desayunar decidió salir un rato de la habitación, necesitaba distraerse, aun no estaba preparada para pensar en lo que le estaba pasando con el sexo.
A lo largo de la mañana fue paseando por diferentes calles comerciales de la ciudad, y según se fue fijando en las chicas de su edad, se dio cuenta de que necesitaba renovar parte de su vestuario; ya que la que tenía aunque estaba bien para el pueblo, no era la más indicada para la ciudad. Con esto en mente entro en uno de los muchos centros comerciales que hay en Barcelona, y fue vagando sin rumbo y sin prisa por las diferentes plantas del edificio; cuando llego a la “planta joven” se quedo muy sorprendida de la gran cantidad y variedad de ropa que había. Estuvo vagando un rato por entre las estanterías, mirando aquí y allá, pero sin decidirse a probarse nada, no sabia por donde empezar; además se había dado cuenta que uno de los dependientes de la planta no le quitaba el ojo de encima, y  le daba vergüenza de que la estuviera vigilando por si intentaba robar.
El dependiente, un joven de unos treinta años, se la estaba mirando con insistencia, pero no por los motivos que creía Venus, a el no le importaba lo más mínimo si intentaba robar, a el lo que lo tenían maravillado eran las enormes tetas de Venus.
Se acercó a ella y le pregunto si necesitaba ayuda, que sino encontraba la talla estaría encantado de ayudarla; Venus toda roja de la vergüenza, le digo que no tenia muy claro que talla necesitaba, pero que había visto un par de cosas que se quería probar. El vio el momento de aprovecharse de la situación, y le digo que se fuera para los probadores, que el le iría llevando la ropa para que se la fuera probando, y le indico el probador que quedaba más apartado.
Una Vez que Venus estuvo dentro del probador, el empezó ha llevarle la ropa, pero le llevaba tallas pequeñas, para que así ella tuviera que asomarse a pedirle otras tallas; cada vez que ella abría un poco la puerta, el aprovechaba para apoyar su peso en la puerta y conseguir que se abriera un poco más. Con la visión del cuerpo semidesnudo de Venus el se fue calentando cada vez más, tenia la polla a punto de reventar, por lo que decidió dar un paso más. En la siguiente visita al probador le llevo una camiseta con la que era imposible que llevara sujetador, y que además era un poco complicada de poner; cuando se la dio a Venus y le digo que tenia que quitarse el sujetador, ella dudo, pero ante la insistencia de el diciéndole que ese estilo y color le quedaría muy bien, acabo cediendo. Cuando el calculo que ya la tendría con las tetas al aire, abrió de golpe la puerta del probador, ofreciéndose a ayudarla, ya que como se cerraba por detrás ella sola no podría.
Ella instintivamente intento cubrirse las tetas con los brazos, cosa que debido a su tamaño no consiguió del todo; pero el haciéndose el tonto, como si no pasara nada malo, empezó a toquetearla con la excusa de ayudarla con la camiseta, desde detrás del cuerpo de ella y con la escusa de estirarle la camiseta por la parte de delante le fue magreando las tetas.
Venus estaba sorprendida, porque  aunque su mente le decía que eso estaba mal, que debía de darle una torta y salir del probador chillando; su cuerpo reaccionaba de otra manera, como tenia al chico apoyado en la parte trasera de su cuerpo, se iba frotando lentamente con el bulto que le notaba en los pantalones.
La cosa se estaba caldeando por momentos, y el chico ya no intentaba disimular cuales eran sus intenciones, por lo que cogiéndola de la cintura le dio la vuelta y la dejo apoyando la espalda en una d las paredes del probador, para  de esa manera poder empezar a magrear y chuperretear las tetas de Venus. La verdad es que no era nada delicado, sus magreos eran tan bruscos que Venus sentía tanto placer como dolor; con la misma brusquedad le bajo las bragas por las piernas, y arrodillándose  en el suelo, delante de ella, le levanto una de las piernas para de esa manera tener acceso con su lengua al chocho de Venus. Después de darle unos cuantos lametones, se levanto nuevamente, y diciendo que ahora le tenia que devolver el favor, se bajo la cremallera de los pantalones y saco de ellos su polla, la cual tenia ya una enorme erección. Si perder más tiempo, la agarro de los hombros para hacer que se arrodillara delante de el, y le hizo que empezara a mamársela; el apoyaba sus manos en la parte trasera de la cabeza de Venus, y así pudo empezar a marcar el ritmo, le estaba literalmente follando la boca. Se encontraban en esa postura cuando de golpe se abrió la puerta, era en encargado de la planta, que con tanto ir y venir del chico y ahora su prolongada ausencia, había empezado a sospechar; miro fijamente  la escena que tenia ante sus ojos, y no tardo más de dos segundos en tomar una decisión. Se bajo la cremallera del pantalón y diciéndoles que siguieran que por el no paran, empezó a deslizar la mano arriba y debajo de su polla.
El chico viendo esto se animo a seguir, y empujando a Venus en la cabeza la hizo ponerse de rodillas, se situó tras ella, y tras abrirle un poco las piernas con las manos, le ensarto la polla en el coño de un solo empujón; ella pego un pequeño grito, ya que la penetración había sido tan brusca que le había hecho daño, pero el no le hizo ningún caso y siguió a lo suyo, follandosela como un loco, mientras su jefe seguía pajeandose la polla, el iba acelerando el ritmo de sus embestidas, metiendo y sacando la polla del chocho de Venus sin parar. De golpe paro y le saco la polla del chocho, y mientras se masajeaba la polla con la mano, le indico a Venus que se estirara con la espalda en el suelo; cuando al tuvo en la posición indicada, se empezó a pajear la polla con rapidez, estaba a punto de correrse y lo quería hacer encima de esas enormes tetas. Viendo que el chocho de Venus había quedado libre, el “jefe” aprovecho para ponerse encima de ella y empezar a pasarle  la punta de su polla por el chocho, con suavidad, con todo el cuidado que el chico no había tenido; cuando vio que ella empezaba a mover las caderas buscando la penetración,  le metió la polla hasta el fondo, y empezó a bombear rítmicamente. El chico aprovecho que las tetas de Venus se movían siguiendo el ritmo de la follada, para arrodillarse delante de ella, y situar su polla entre los pechos; después se los junto con las manos, y empezó a mover  las caderas de atrás a delante haciéndose una paja. Eso fue más de lo que pudo soportar, y se corrió sobre ellas.
El “jefe” notando que no iba a durar mucho más sin correrse, y que no había conseguido que Venus tuviera un orgasmo; deslizo una mano entre sus cuerpos, y situando un dedo sobre el clítoris empezó a frotarlo rítmicamente.
Venus suspiro, ya lo notaba, se estaba acercando poco a poco, y cuando el empezó a follarla más fuertemente mientras le decía “puta córrete ya”, alcanzo el tan esperado orgasmo; al notar las contracciones del coño, el dio un ultimo y fuerte empujón y se corrió dentro de ella.
Venus estaba estirada en el suelo, con las piernas abiertas y el pecho y el chocho llenos de semen; ellos la miraron y mientras se vestían le fueron diciendo que volviera cuando quisiera, que le darían tratamiento “especial”, y acto seguido salieron del probador dejando a Venus que se adecentara como pudiera.
Para cuando llego a la pensión, seguía sin saber muy bien como había ocurrido todo, lo único que tenia cada vez más claro era que le encantaba que la follaran, que cuando se encontraba en esas situaciones su mente dejaba de funcionar y era su coño quien tomaba las decisiones, y había decidido dejar de sentirse culpable por disfrutar de ello.

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